Molestias y cansancio en los pies durante el embarazo
Durante los meses de embarazo las mujeres sufren diferentes problemas entre los que se encuentran el dolor o el cansancio de pies.
Esto se debe a las diferentes transformaciones que va sufriendo el cuerpo y al peso que aumenta en poco tiempo.
Estos cambios se hacen muy visibles físicamente, pero también en el aparato locomotor, especialmente en las regiones de las caderas, el sacro-lumbar y repercute de manera directa sobre los pies, que son al final los que sostienen todo el peso a lo largo del día.
Entre los cambios a los que debe adaptarse se encuentran:
- Aumento del peso que debe sostenerse.
- El pie tiende aumentar un número debido al descenso de la bóveda plantar.
- Las mujeres embarazadas cada vez tienen más dificultad para acceder al pie con comodidad, lo que provoca una disminución en su cuidado y en su higiene.
- Aumenta el déficit de retorno vascular debido a la presión que se focaliza en las piernas.
- En ocasiones debido a los cambios hormonales, aumenta la sudoración de los pies pudiendo crear hongos u otras afecciones.
En este artículo, los especialistas de Podología Elena García, evalúan y analizan los mejores consejos para prevenir y evitar esta situación que se da durante los meses de embarazo y las primeras semanas del post parto.
Problemas frecuentes por el cansancio en los pies durante el embarazo
El cansancio de pies es algo muy habitual durante el embarazo y a continuación se comentarán las afecciones más comunes que suelen darse en los pies durante esta etapa:
Dolor en la zona plantar
La fluctuación en el peso y el cambio en el centro de gravedad suelen ser la primera causa de dolor en la planta del pie en las embarazadas. Con el paso de las semanas las caderas comienzan a abrirse y rotarse, lo que hace que la superficie de apoyo varíe, generando mayor presión en los talones y obligando al cuerpo a caminar diferente, lo que generará mayores molestias.
Es muy importante tratar estos problemas a tiempo, para que el dolor no se vuelva crónico y prevalezca más allá del parto.
Se debe controlar estos factores hasta un año y medio después del parto. La relaxina (hormona responsable de los cambios de cuerpo) tarda este tiempo en normalizarse.
Inflamación de pies
Uno de los principales problemas que se dan durante el periodo de gestación es la hinchazón de pies, producida mayoritariamente por la retención de líquidos. Lo habitual es que esta problemática aumente en épocas de calor y cuando se mantiene la misma posición durante un periodo prolongado de tiempo, ya sea de pie o sentada.
Por este motivo las mujeres embarazadas a partir del segundo trimestre empiezan a tener edemas alrededor de los pies y el tobillo, situación que puede extenderse a los primeros meses del postparto, algo normal que poco a poco irá desapareciendo. Si esto persiste lo mejor es acudir a un especialista.
Molestias debido a las uñas encarnada
Las uñas encarnadas u onicocriptosis más que un síntoma más es una consecuencia del punto anterior. La hinchazón provocada por la retención hace que la uña se encarne en el contorno provocando infecciones, y grandes molestias que pueden agravarse. La única solución para tratarlas correctamente es acudir a un podólogo, que solvente el problema y guíe al paciente sobre como debe cuidarse.
Esta afección puede durar para siempre si no se trata, dado que las uñas se van deformando y adquieren comportamientos que si no se tratan afectan durante toda la vida.
Aparición de la sudoración de pies
La hiperhidrosis o el exceso de sudoración en el embarazo suele ser provocado o causado por los diferentes desequilibrios hormonales que provocan una incorrecta regulación de la humedad en el pie. La mala circulación es uno de los motivos que produce que se aumente la temperatura corporal y la retención de líquidos.
Todo esto provoca que el pie sude más, produciéndose el riesgo de que este huela mal o que se produzca algún hongo.
Problemas en la hidratación de los pies
Durante el embarazo se puede ver que la piel se reseca con más facilidad. Esto se debe a la pérdida de fluidos corporales ya que el bebé necesita hidratarse también.
Es necesario no dejar que la piel se reseque tanto como para que se formen grietas que posteriormente serán más duras y difíciles de eliminar.
Si estas se han vuelto persistente, y la hidratación tradicional no las soluciona, lo ideal es acudir a un podólogo que ayude y ponga remedio a este problema.